miércoles, 28 de diciembre de 2011

Desvelado antes de las seis de la mañana.

Son las seis de la mañana, hace ya un rato que doy vueltas en la cama, creyendo que aún puedo dormir. Mi mente intenta relajarse respirando de forma más profunda por momentos, entre pensamientos que derivan de una lado a otro de mi mundo, y lo que he visto y sentido ahí fuera. Deberíamos okupar una casa vacía para la familia libanesa con tres niños que están a un paso de la desesperación de estar en la calle, y sin trabajo. Como esta familia hay otras tantas en este municipio. Mi mente naufraga entre la incoherencia de una realidad terriblemente injusta, e incomprensiblemente inamovible. Al mismo tiempo pienso en el 15M de esa ciudad malcriada, mi difusa solución de futuro, y pienso en ir a esas asambleas también. Me acuerdo de mi última pesadilla, la policía disparando con pistolas contra la puerta de la casa donde pasábamos la tarde. Presagios, sólo eso. El autobús va a subir 60 céntimos de golpe, por la dudosa gestión de un ayuntamiento que gana por mayoría absoluta, haciendo miserable a una gran minoría, y empujando hacía esta misma miseria a una mayoría engañada. El viaje puede costarte más de 2 euros, y puede durar entre 5 y 10 minutos, previsiblemente. Estando en la parada de autobús , recuerdo haber visto un cartel envejecido anunciando futuras viviendas en casas casi históricas de la calle mayor. El cartel que casi supera el tamaño de las casas es difícil de leer por el polvo y la suciedad que contiene. Y, previsiblemente pasará mucho tiempo en que ese cartel deje paso a una vivienda nueva, como anuncia. Pienso que el hijo libanés de 12 años que acompaña a unos padres que caminan sin desmoronarse sobre una cuerda floja, no tiene otro remedio que hacerse  adulto en estos días de forma obligatoría. Esa mayoría absoluta que gobierna en esta ciudad, te impide tomar esa realidad por encima de leyes de clase, y un sistema  de propiedad totalmente tirano. Los belenes y luces de navidad brillan en la calle, y en el interior de las casas pudientes. La hipocresía y el egoismo  reinan. Yo no quiero quedarme también inmóvil. Quiero hacer algo. Pero se lo que cuesta llevar un pensamiento de las 6:00 de la mañana a la realidad, y a mi día a día. No puedo sólo. Puedo tocar música, puedo cantar, puedo escribir palabras constructivas. Siento que no tengo tiempo para todo, quiero sentir ese latir de cerca, la tierra y  esas víctimas de esta guerra capitalista. Creo que la música aún puede generar muchos cambios.

http://soundcloud.com/edulibra/como-esta-el-patio

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